Silva criolla

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Tip. Herrera Irigoyen & ca., 1901 - 24 páginas

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Página 5 - Es tiempo de que vuelvas; es tiempo de que tornes . . . No más de insano amor en los festines con mirto y rosa y pálidos jazmines tu pecho varonil, tu pecho exornes.
Página 23 - ¡Es tiempo de que vuelvas!... ¡Sin mancilla te aguarda el viejo amor! Viva te espera del culto del hogar la fe sencilla.
Página 12 - Ya no viene bramando cual solía al declinar el día por uno y otro rumbo la vacada; ni plantado en mitad del paradero escarba y muge fiero el toro padre de cerviz cuajada. Ya no turba el reposo de los hatos madrugador lucero; ni despiertan el eco adormecido, el amante reclamo del bramido a la par que la copla del vaquero.
Página 15 - Por tí es más bello y amoroso el día, Tú enciendes su pasión, tú la fecundas Tú mueves las canciones voluptuosas Y los castos arrullos, Tú brindas al placer lecho de rosas, Tú incitas a morir las mariposas En la dulce embriaguez de los capullos. Oh! florida estación! Haced que nunca Turbe dolor violento La paz de mis nacientes alegrías. . . . Y cuando vuele al fin mi pensamiento, Cuando vuele hacia allá, cuando yo muera Que sea su compañera La más brillante aurora de...
Página 16 - ... mariposas en la dulce embriaguez de los capullos. ¡Oh florida estación! ¡Haced que nunca turbe dolor violento la paz de mis nacientes alegrías... Y cuando vuele al fin mi pensamiento, cuando vuele hacia allá, cuando yo muera, que sea su compañera la más brillante aurora de tus días!
Página 19 - ... palmares! Por el bien de la raza que abandona el rincón sin azares de la vieja ciudad, y, repartida sobre la ardiente, solitaria zona, lucha con el dolor y con la vida! Por amor a tu raza en desventura; por esta pobre tierra, que el maléfico genio de la guerra convierte ya en enorme sepultura; por estos seres buenos y sencillos; por este pueblo amado, que vive —noble víctima— entregado a la ciega ambición de los caudillos.
Página 9 - Florecer es amar. . . Sobre la falda de las toscas malezas entreteje la parásita en flor, áurea guirnalda; cuelga, blanco vellón, de su costado el nido comenzado; regio collar de abiertas campanillas la trepadora mazamaza enreda, y en dos porciones la coraza rota, despide al aura leda, del nevado cairel de su bellota trenza brillante el orozul de seda.
Página 18 - ... nuevo en rojo la columna de fuego que calcina la tostada maleza del rastrojo. Y por la faz siniestra de la noche, y bajo el cielo trémulo y sin nube, en ondas mueve su plumón, y sube, y la esperanza lleva, el humo: la plegaria del trabajo!
Página 15 - También como la yerba el pobre arbusto la primorosa dádiva recibe, y de su escasa floración primera, el botón más hermoso prende sobre el cabello revoltoso la inocente muchacha sabanera. ¡Oh, luz primaveral! De tu alegría el espíritu inundas; por...
Página 6 - Lejos del ígneo monte ven a colgar tu tienda. Ven felice, ven a dormir en calma tus quebrantos, y como el sol de la desierta zona, en viva inspiración ardan tus cantos. Guárdate de las cumbres... Colosales, enhiestas y sombrías las montañas serán eternamente la brumosa pantalla de tus días.

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